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2020 Bajo mi lente: De oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven

Este año 2020 ha sido uno de gran aprendizaje y crecimiento para mi. Creía conocerle a Él, pero hoy me hago eco de las palabras de Job: “de oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven. (Job 42:5). 

Tal vez —aunque tal vez no— la intención primordial del enemigo con esta “pandemia” fue la de destruir el sistema, el gobierno y sobretodo porque esa siempre ha sido su prioridad desde la creación del mundo. El enemigo ha querido destruir la iglesia, al pueblo de Dios, a la familia y por ende destruir nuestra relación con Dios y/o apartarnos completamente de Dios.

Pero—me encantan los peros de Dios— como nuestro amado Padre es experto revirtiendo TODO plan del enemigo para bien de sus hijos (Romanos 8:28); el Padre terminó revirtiéndolo todo a su paso y puedo decir que muchos, yo incluida, pudimos conocerle tal cual Él es, y a su vez, verle cara a cara.

Esta cuarentena conocí personalmente, al Padre amoroso de las segundas oportunidades, de su perdón de primera mano y por ende aprendí también a perdonar—cosa que creía saber, pero que realmente ignoraba. Un día me hizo entender que Él me perdonó para que así mismo yo pueda perdonar a los demás que al igual que yo fallamos todo el tiempo. 

Esta cuarentena he podido ver lo mal que estaba y reconocer mis grandes errores, aunque yo juraba que estaba bien. Él estaba lejos de castigarme y tal vez desecharme—cosa que merecía y yo misma hubiera hecho. Sin embargo, Él me recibió en sus brazos de amor y perdón y me dió la oportunidad inmerecida, la bendición y el privilegio de regresar a Él como el hijo pródigo y de servirle. 

Puedo decir a viva voz que este año 2020 ha sido para mí, “mi escuela”, “mi universidad”, porque aprendí lo que antes desconocía. ¿Que si me dolió mi proceso?

Mucho.

Pero lo más hermoso de todo es que puedo verme hoy por hoy a través de sus ojos de amor y perdón y puedo aceptarme como su hija.

No digo que lo haya alcanzado todo, porque todavía me falta mucho, ya que largo camino me espera (1 Reyes 19:17). Pero, en mi desierto, el pan de su enseñanza que Él me dió me ha dado las fuerzas necesarias para levantarme en fe fortalecida y caminar hacia el Monte Horeb, el monte De Dios, y hacia mi objetivo. El cual se que este objetivo o propósito, aunque no es mío, es el objetivo trazado por Dios para mi, desde el vientre de mi madre. 

Por: Evelyn Moreno

Evelyn Moreno es natural de Lares, Puerto Rico y vive en Carolina del Norte. Le encanta leer, escribir, dibujar, pintar y crear e inventar. Es ama de casa, mamá “homeschooler” a tiempo completo de tres hijos y escribe mensajes y reflexiones en su blog Florece donde te Planté y en su página de Facebook . Asiste a la iglesia iChurch en NC, donde le encanta servir como ujier de la casa.


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