“Alegría, alegría, alegría…” decía el coro de un cántico navideño que aprendí de niña en la escuela, que me recuerda la inocencia de aquellos años y los colores vivos de las escarchas en las flores de pascuas que decoraban las puertas de los salones de clases. Por más sencillas que fueran aquellas decoraciones, realmente lo que hacía la diferencia era el conservar un espíritu alegre; cosa que hoy no es muy común en la mayoría de las personas.
Es lamentable que las expresiones de alegría en los seres humanos cada vez son menos al pasar de los años. Tal vez ignoran sobre el impacto que esto tiene en sus vidas y en la de los demás. Sin embargo, la Palabra de Dios siempre nos recuerda la importancia de conservar un espíritu alegre y cómo esto influye en nuestra perspectiva de la vida:
“Para el afligido, todo el tiempo es tristeza, pero para el alegre, la vida es una fiesta.”
Proverbios 15:15
Este vehículo no niega la realidad de las cosas lamentables que pasan en el mundo, sino que nos muestra cómo nuestra actitud ejerce más poder en nosotros que las circunstancias que nos rodean. Por ejemplo: es posible que el afligido ande de fiesta en fiesta, pero, por la condición de su corazón, no vea motivo de alegría en ello. Como también puede que una persona alegre esté pasando por una dura situación, más decide enfocarse en sus bendiciones. Es por eso que les invito a reflexionar en cinco acciones que nos pueden llevar a cultivar una vida más alegre:
1. Ser agradecido.
La gratitud nos lleva a concientizar sobre las cosas de valor, así como las bendiciones que recibimos de Dios por su amor y gracia. Una persona agradecida lo refleja con sus acciones y palabras de las cuales también se alimenta su alma. (Lea Mateo 15:11.)
2.Amar a Dios y a los demás.
Desprendernos de nuestro egocentrismo al servir a Dios y a otros es un acto que nos da la satisfacción de haber hecho la voluntad de Dios, resultando en paz para el alma.
3. Rodearse de cosas y personas edificantes.
Tanto la música que escuchamos, como las cosas que vemos en los medios y las personas con las que compartimos regularmente, está comprobado que influyen en nuestra perspectiva de la vida y, por ende, en nuestro estado de ánimo. Es por eso que debemos ser cautelosos y elegir rodearnos de todo lo que edifica. Como dice Proverbios 13:20 “El que anda con sabios, sabio será; Mas el que se junta con necios será quebrantado.”
4. Enfocarse en las cosas eternas.
El materialismo y la vanidad traen afanes y decepciones a nuestra vida. Es por eso que la Palabra nos advierte en Colosenses 3:2 que pongamos la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
5. Desarrollar hábitos saludables.
Cambiar malos hábitos por aquellos que son beneficiosos para nuestro cuerpo, emociones, relaciones y espíritu nos hacen sentir más productivos, sanos y eficientes y a su vez, nos dan satisfacción personal del cumplimiento de metas.