El espíritu llama nuestro corazón cada vez que necesitamos acercarnos más a Dios. Tienes esa audaz sensación de estar de rodillas y rendirte completamente ante Dios. Tu voluntad se contrasta repentinamente con la realidad del momento, falta de tiempo y energía.
La mayoría de las veces, terminamos dándole al Espíritu esa respuesta automática: “Lo siento, no puedo hablar en este momento” “Puedo llamarte más tarde”. Pero, ¿realmente volvemos a Él?
El Espíritu Santo nos invita a tener ese momento íntimo con él, cuando en realidad nosotros lo necesitamos más. Puede que ni siquiera lo veas, pero es probable que estés en la necesidad de algún trabajo espiritual profundo del alma.
Entonces, cuando recibas esa llamada, asegúrate de contestarla. Supera la interferencia y di “Aquí estoy” al Espíritu. Él solo está esperando que le demos ese momento y, una vez lo hacemos, está listo para derramar en nosotros sanidad, fe y fortaleza.
Cuando el espíritu toca tu corazón, te sientes muy diferente a cuando estás siendo tu regular persona en tu ordinaria carne. Recordando los tiempos que he tenido en oración adoración bajo el espíritu, he visto las barreras caer delante de mi necesidad de Dios. Pude ver las posibilidades sin saber cómo, ni cuándo. Me sentí confiada, fuerte y llena de fe.
Debería tener esto todos los días, pero no lo hago porque dejo que mi horario y mi cansancio se interpongan en el camino. Sin embargo, si quiero esa vida llena del espíritu todos los días, necesito hacer que cederle tiempo al Espíritu sea mi prioridad. Siempre hay tiempo para dedicarle a Dios, pero depende de nosotros decir sí y avanzar de manera proactiva hacia ese momento.
Realmente, no debería esperar hasta que reciba esa llamada—debería buscarlo todos los días. Cuando no lo hago, esa llamada significa que me estoy alejando demasiado. Debido a que lo necesito, considero que esa llamada es de cortesía, un recordatorio urgente.
Esa llamada quiere decir:
Necesitas encontrarte con él. Ahora mismo.
Una gran cantidad de cambios llenos del espíritu pueden ocurrir cuando nos rendimos ante El en ese momento; razón suficiente para que esa sea la prioridad en mi agenda todos los días.
“Me buscarás y me encontrarás cuando me busques con todo tu corazón”. Jeremías 29:13
