Que alegría es saber que cuando Cristo venga, te vas con Él. Si mueres, te vas con Él.
Con Él.
Con Él.
No hay alegría más grande que estar con Él y conocer la SALVACIÓN.
Luego de esto, he tenido la oportunidad de conocer la alegría que es tener un hijo. La alegría que un niño trae a nuestras vidas, es algo hermoso que no tiene comparación y sentimos que no hay NADA —ni tristeza, ni dolor—que pueda llevarse esa alegría.
Dios es tan perfecto, que combinó esos 2 elementos de la manera en que nosotros pudiéramos mejor entenderlo y experimentarlo: SALVACIÓN en un niño, en un HIJO.
“Pues nos ha nacido un niño, un hijo se nos ha dado; el gobierno descansará sobre sus hombros, y será llamado: Consejero Maravilloso, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”
Isaías 9:6
En esta navidad, no dejes que nada te quite la alegría de celebrar la salvación que has tenido en el nacimiento del Hijo.
El ángel le dijo a los pastores: No tengan miedo —dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador —sí, el Mesías, el Señor— ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David! Y lo reconocerán por la siguiente señal: encontrarán a un niño envuelto en tiras de tela, acostado en un pesebre».”
Lucas 2:10-12
Esa alegría está presente, no importa que pase. Y si no conoces a Jesús, invítalo hoy. En Jesús, hay motivo suficiente para estar alegre.
Si has perdido la alegría de estar en Él, ora cómo en el Salmo 51:12—
“Restaura en mí la alegría de tu salvación y haz que esté dispuesto a obedecerte.”
Salmos 51:12
Esta semana de adviento, te recuerdo esa alegría que Dios quiere que sientas y tengas. Amigo, no hay otro regalo, ni compañía que pueda dártela.
Sólo Jesús. Sólo estar en Él.
No busques alegría en cosas vanas que jamás podrán tomar el lugar de la alegría de la salvación y quedarás siempre vacío y tu alma triste.
Si estás en Él, pero vives días difíciles, hoy te digo cómo Nehemías dijo al pueblo:
«¡No se lamenten ni lloren en un día como este! Pues hoy es un día sagrado delante del Señor su Dios». “Vayan y festejen con un banquete de deliciosos alimentos y bebidas dulces, y regalen porciones de comida a los que no tienen nada preparado. Este es un día sagrado delante de nuestro Señor. ¡No se desalienten ni entristezcan, porque el gozo del Señor es su fuerza!».”
Nehemías 8:9-10
