Puedo imaginar cómo sería si algunos de nosotros tomáramos el lugar de María: “¡Así no es como imaginé que sería mi primer parto! ¡¿Vamos a dormir aquí 😭😭😭 ?! “
No amigo, aunque el escenario de la historia de Navidad podría ser uno que garantice miedo y angustia, estos sentimientos, aunque estuvieron presentes, no dominaron. (Lucas 1:30).
Mientras leemos la historia de Navidad, percibimos que no estaba llena de la vibra agitada y ansiosa que la mayoría de nosotros probablemente traería. En cambio, María se aferró a las palabras que se habían dicho y, en lo profundo de ella, encontró paz.
Ella reflexionó sobre todo en su corazón y mientras cargaba a Emanuel, pudo navegar su historia con paz.
Tu historia personal hoy día también puede estar muy lejos de lo que imaginaste que sería, pero Emanuel trae una paz que es independiente de esa anhelada perfección en nuestras vidas.
Si crees y te aferras a sus promesas, experimentarás a Emanuel, Dios contigo, en cada capitulo de tu historia.
¿Podría eso ser suficiente para ti? Lo fue para María y debería serlo para todos nosotros. La paz proviene de conocer y creer que Jesús está con nosotros y no de nuestra propia satisfacción con las circunstancias.
La paz que trae creer que Él está contigo eliminará toda ansiedad y todo desánimo. Estarás centrado en su promesa y cimentado en su paz para abrazar una historia única que habla de que Jesús está ahí contigo.