Cuando se acercaba la temporada navideña a mi casa llegaba un catálogo de una mega tienda. Mis hermanos y yo la tomábamos y comenzábamos a marcar los juguetes que deseábamos para navidad. La lista para Santa era o es grande (todavía hago la lista, no se equivoquen).
Cuando llegaba el día de navidad, nos despertábamos y corríamos a ver los regalos. Cuando veíamos que estaba lo que habíamos marcado en la lista, decíamos: “¡Este es el mejor regalo de mi vida!”
Ya adulto, recuerdo que un día le dije a mi esposa lo que deseaba para navidad y al ver lo que me trajo Santa decía lo mismo: ¡El mejor regalo de mi vida! Sin embargo, desde que fui diagnosticado con LSE con nefritis renal y otras condiciones, la lista ha cambiado.
Aunque siempre hago la cartita a Santa para mantener la ilusión de niño y la coloco en el árbol de navidad, la otra parte de la lista la coloco en mis rodillas.
¡Sí, de rodillas!
En muchas ocasiones he pasado las navidades hospitalizado, o en mi casa bastante quebrantado de salud. Una de tantas ocasiones la pase tan mal que ni la fiesta de noche buena pude disfrutar. Esa noche recordé la historia del rey Ezequías, cuando recibe una demanda de Senaquerib, rey de Asiria. Senaquerib era un hombre temerario; invade a Judá, ataca, saquea, e impone un gravoso tributo a Ezequías. El rey Ezequías fue al templo de Jehová, puso la demanda en sus rodillas y le oró a Dios (2 Reyes 18,19).
Esa noche tomé el ejemplo del rey. Aunque no pude doblar las rodillas físicamente, pero mi alma clamó a gritos y dijo:
“Escucha, Señor, mi oración; atiende a mi súplica. Por tu fidelidad y tu justicia, respóndeme.” (Salmos 143:1)
Esa mañana de navidad me pude levantar. Los dolores disminuyeron, el ánimo fue creciendo y mi alma se fortalecía sabiendo que mis suplicas fueron escuchadas.
Tu vida no ha sido diferente a la mía. En este momento te encuentras, agobiada, triste y sin fuerza para luchar. Te sientes cautivo(a) por una enfermedad o un problema que no has podido resolver. Hoy tengo una gran noticia para ti. Te acabo de añadir en mi lista para entregársela al dador de la vida.
Deseo decirte:
“Los ojos de Jehová están sobre los justos y atentos sus oídos al clamor de ellos.” (Salmos 34:15)
Por eso te puse en mi lista, para orar por ti.
“Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente.” (3 Juan 1:2)
Sobre todas las cosas, que en esta navidad, puedas Volver a Nacer.
¡Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo!