Estos dias han sido unos difíciles para todos. Quién iba a pensar que cuando dijéramos “todos” incluiríamos a todo el mundo (literalmente). La tristeza y la incertidumbre estuvieron muy cerca de mi en estos días mientras tenia que hacer proyecciones y tomar decisiones difíciles para cerrar temporeramente una pequeña empresa que apenas está en pañales y que ha costado mucho esfuerzo y fe levantarla sin saber realmente cuando se podrá reanudar.
Al mismo tiempo leía cientos de mensajes de otros doctores que también estaban en mi lugar, todo esto mientras se preocupaban también por ser contagiados, por sus familias y sus trabajos y mientras leíamos las noticias trágicas en otros países. Luego de desahogar un poco mi frustración con la situación y la tristeza que inevitablemente trae, anhelé obtener algún aliento, paz, animo o serenidad—lo que fuera, pero al menos algo—que trajera tranquilidad a través de esta situación.
Este fue el mensaje que tocó mi corazón en dos ocasiones:
“¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte?” Romanos 8:35
“Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.” Romanos 8:38-39
Querido amigo que nos lees en diferentes partes del mundo:
Quiero que entiendas que en donde quiera que estes, en cualquier situación que te encuentres, nada— absolutamente nada— puede separarte del amor de Dios.
Ese amor está accessible para ti en todo momento por medio de tu fe en Cristo. Ese amor es el protagonista de nuestra fe. En él se desenlazan promesas y milagros. En tiempos donde nos puede faltar mucho, te invito a que te aferres a lo único que jamás te será quitado. No hay que preocuparse mucho, porque sabemos que Él sabe todo lo que necesitamos.
¡Él es todo lo que necesitamos!
Mantén tu fe y la constancia en la oración en medio de este tiempo hasta que pase. Esperamos en Dios que pase pronto.
Mientras tanto, vive seguro y amado.