Me tomó mucho tiempo internalizarlo, pero hoy puedo comprender.
En mi día malo escuché estas dos palabras: “Todo pasa”.
En ese momento la sencillez de esas palabras no trajeron esperanza de resolución a mi problema. No quería que mi situación “pasara”; quería que “no pasara”. No quería estar en ella o tener que pasar por eso.
A veces adopatamos estas actitudes de negación a pesar de que la dificultad ya esta vigente en nuestras vidas. Por tal razón, no es el momento de pensar en “cuando” ni “porqué” sino en “cómo” vamos a pasarlo. Porque puede estar vigente pero también tiene fecha de expiración—aunque el momento presente no nos muestre las posibilidades futuras.
Tiempo despúes estas palabras volvieron a escalar mi corazón. Esta vez anticipaba que se acercaba un momento incómodo.
Luego, esas dos palabras volvieron a resonar.
“Todo pasa”.
Y es que ningún momento llega para quedarse.
Cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día… Pasa.
Tu día triste…pasará
Tu momento de frustración…pasará
Tu dolor…pasará
Lo único que no pasará es su Palabra.
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.”
Mateo 24:35 NVI
Que alivio conocer que ese momento— aunque llega—pasa. Mas su Palabra permanece. Al recordar esto, por mi mente también transitaban las promesas de Dios con citas bíblicas que apaciguaban mi alma. Por eso ahora, ante la incertidumbre de los dias, ante el día malo anticipado o ante lo inesperado, recuerda que todo pasa y que su Palabra es el refugio para escamparte mientras tanto.