Es cierto que nuestra serie de creencias formalizadas, religión, nos da convicciones y orden. Pero he estado meditando acerca de esos momentos en que la fe se hace frágil y difícil. Esos momentos similares que a nuestra alma genuinamente quiere soltar un “Dios mío, porque me has desamparado.” Esos momentos, cuando la fe es frágil, es cuando el amor de Dios, en su plena esencia y autoridad, el cual es toda gracia, decide abrazarnos.
A veces pienso: “que triste debe ser vivir sin conocer el amor de Dios, entonces.” —porque no sé que seria de mí sin haberlo conocido. Sin embargo, la gente vive sabiendo mucho de religión, pero muy poco del amor de Dios. Si supieran que se trata de un Dios que los ama y que es posible sentir su compañía, su abrazo, su consuelo y su fuerza simplemente por medio de la fe exclusiva en él.
Fíjate que el versículo mas conocido en la Biblia, el cual explica el centro y el corazón del mensaje del evangelio dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). La razón que movió a Dios a ejecutar su magnífico plan de salvación para la humanidad fue su amor por nosotros.
De tal manera.
Mientras muchas cosas, y el mismo pecado, intenta separarnos de Dios; la Biblia dice que NADA puede separarnos de su amor. (Romanos 8:35). Si en este dia te sientes herido, angustiado, frágil, cuestionas la religión, cuestionas tu fe o simplemente nunca has experimentado el amor de Dios; quiero que sepas que el amor de Dios está ahí para ti.
Comienza a experimentarlo.
Es la única manera de lograr ser fuerte cuando eres débil y alcanzar fuerza cuando no tienes ninguna. Esos son los momentos en donde el amor de Dios cruza los limites de la religión.
