Hace algunos meses, luego de muchas semanas en pausa, mi hijo mayor se reincorporó a su equipo de fútbol pero, luego de su segundo partido de temporada, dijo que quería renunciar a su equipo pues estaba desanimado al pensar que no sería capaz de dar rendimiento en la cancha. Decía cansarse mucho y no ser tan diestro como los demás para seguir las instrucciones de su entrenador.
Analizando el por qué de su decisión, pude notar que habían ciertos detalles que él no estaba tomando en cuenta de toda la situación: era época calurosa de verano y sus compañeros de equipo llevaban más tiempo de prácticas ininterrumpidas.
De toda esta experiencia con mi hijo pude aprender varias cosas útiles para nuestra vida espiritual:
- Cada temporada trae sus retos. Dice la Biblia en Mateo 6:34 que cada día traerá su afán. Cuando tenemos esto en mente, predisponemos mejor nuestra mente a resistir ante las pruebas y a comprometernos a prepararnos mejor en ayuno, oración y lectura de la Palabra.
- Cuando dejamos de ejercitarnos poniendo en práctica lo que hemos aprendido, nos enfriamos. Tanto en el fútbol como en nuestra vida espiritual, si no nos congregamos, si no leemos la Biblia ni oramos, perdemos comunión con nuestro entrenador (el Espíritu Santo) y nuestros hermanos en la fe, nos desanimamos fácilmente y nos vemos tentados a renunciar.
- Necesitamos creer para permanecer. Cuando analizamos todas las variables para entender el por qué queremos retroceder, también podremos darnos cuenta que el creer que vendrán tiempos mejores y creer que con tiempo y esfuerzo lograremos mejorar, nos mantendremos firme en nuestra decisión de continuar en nuestra posición.
Al igual que nosotros como padres entendimos que lo mejor para nuestro hijo era continuar en su equipo, nuestro Padre celestial desea aun más que permanezcamos firmes en nuestra fe. Dice Colosenses 1:21-23:
“Ustedes antes eran extranjeros y enemigos de Dios en sus corazones, por las cosas malas que hacían, pero ahora Cristo los ha reconciliado mediante la muerte que sufrió en su existencia terrena. Y lo hizo para tenerlos a ustedes en su presencia, santos, sin mancha y sin culpa. Pero para esto deben permanecer firmemente basados en la fe, sin apartarse de la esperanza que tienen por el mensaje del evangelio que oyeron.”