“Y ElÃas volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres” (1 Reyes 18:22).
Ellos eran 450. ElÃas, solo uno.
HabÃa hambre y sequÃa y el pueblo fluctuaba entre la adoración a Baal y a Jehová. Solo quedaba ElÃas entre los profetas de Jehová. El altar a Jehová estaba destruido. Te invito a leer hoy conmigo el capitulo 18 de 1era de Reyes.
La situación en nuestra cultura cada vez se va sintiendo más similar a la situación de Elias. Hay personas que sus altares han quedado destruidos por ceder a fluctuar su adoración entre Dios y la participación en las obras del enemigo. La confusión ha arropado a muchos y la necesidad de que Dios vuelva a manifestarse como el único y verdadero Dios es cada vez mas fuerte.
Solo uno. Y ellos, 450.
Sin embargo, cuando se trata de hacer la diferencia, Dios siempre comienza su obra con pocos.
Pocos=Fieles.
Fueron solo tres los jóvenes hebreos que decidieron no inclinarse al Ãdolo de oro del rey.
Fueron solo doce los escogidos por Jesús como sus discÃpulos para cambiar la historia.
Y en el caso de Elias, solo uno quedaba.
¿Serás tú uno de esos fieles que quedan hoy? ¿Tendrás tú el celo y la fidelidad necesaria para ser parte de los pocos que hacen la diferencia y permiten el mover de Dios?
Dios está reclutando esos pocos fieles que sean parte de un movimiento donde Dios pueda volver a revelarse hoy. Hay altares que necesitan ser reconstruidos y una hambre y sequÃa que Dios quiere saciar.
Todo comienza con la fidelidad de aquellos pocos que quieran hacer la diferencia. Nosotros ponemos nuestra fidelidad y Dios pone el fuego de su espÃritu. Te invito hoy a que medites en esto. ¿En que lugar de la ecuación te encuentras? ¿Donde estas tú hoy?
¿Has cedido entre adorar a Dios y a los dioses de la cultura de hoy? Necesitas volver a Dios para que el restaure el altar de tu corazón.
¿Sientes que estas listo para hacer la diferencia hoy? Es tiempo de pararnos firme y buscar a Dios.
El Dios que llamó y le respondió a ElÃas es el mismo Dios de nosotros. ElÃas oró:
“Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja” (1 Reyes 18:37-38).
Por eso, estaremos dedicando tiempo de búsqueda y oración en The Altar Place en El Aposento—nuestro cuarto de oración virtual. Por que sentimos el llamado a hacer la diferencia y anhelamos un mover de Dios en nuestros ministerios. Vamos restaurando el altar a Dios y el sacrificio, quedamos expectantes de ver el fuego de Dios sobre descender sobre el.
Una gran lluvia se oye (1 Reyes 18:41).
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