“No es justo!” —Gritó mi corazon delante de Dios.
Las injusticias que se cometen en nuestra contra pueden sentirse intensificadas cuando crees que el Dios que le servimos es justo. Luego nos preguntamos en donde esta Dios.
“Pero, ¿Dios no esta conmigo? Dios es justo y yo le sirvo, ¿porque entonces me ha sucedido esto?
Me imagino a Job sintiendose de esta manera al perderlo absolutamente todo y Pablo encarcelado mientras llevaba el evangelio, o hasta Jesús cuando exclamó desde la cruz: “Dios mío, ¿porque me has desamparado?”
Pablo fue muy enfático en explicar como la justicia de Dios en medio de este mundo es por fe, pues el podia hablar muy bien de eso, habiendo estado encarcelado por causa de Cristo.
Las injusticias van a venir, no estamos extentos, la pregunta es: ¿consumirán ó definirán tu fe?
Hubo un momento en mi vida donde finalmente descubrí que no podia forsejear más con la injusticia, pues era sumamente drenante y el que quiere ser injusto, seguirá siendo injusto.
Pero el justo, vivirá por la fe. (Heb 10:38)
Era tiempo de trascender en mi fe. Una fe que no se basa en los tiempos definidos por esta vida, sino en una eternidad.
Vivir por fe, es creer en la manifestación de la justicia de Dios y entregarselo todo a el.
Todo.
Incluyendo la rectificación de la situación, si es que nosotros no podemos lograrlo, y las tristezas que traen sus consecuencias. Las injusticias se las dejamos a Dios, porque El es el único Justo. Nosotros solo vivimos por fe, inclusive al creer en nuestra propia justificación.
¿Porqué crees que Pablo cantaba en la carcel?
Es lo único que podía hacer—ejercer y aferrarse a su Fe aún en medio de las más injustas y cuestionables condiciones durante su ministerio.
No se preocupaba por la injusticia cometida—eso se lo dejó a Dios. Se preocupaba por lo que sí podía hacer, por eso cantaba y escribía, pues lo que sí podía hacer era seguir avanzando el evangelio, aún desde sus prisiones.
Por eso, ya no permito más que las injusticias de la vida, definan mi vida y mucho menos que se queden con mi felicidad.
Al contrario, mi fe en Jesús, en medio de las injusticias, me ayudó, no solo a sobrellevarla, sino que también me sacó de la carcel y me ha dado el cántico de la libertad—y esto, para mi, es una excelente manifestación de la justicia de Dios.