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“De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.”  Mateo 18:18

He escuchado este verso muchas veces. No en estudios bíblicos, enseñanzas o predicas sino más bien siendo citado por creyentes en oraciones y aplicado literalmente para respaldar su fe en obtener deseos personales ó espirituales. Usualmente, el verso es interpretado como un poder que tenemos espiritual o verbal para atar o desatar algo (a Dios) ó (de Dios) hacia nosotros: prosperidad, salud, espíritus, personas.


Sin embargo, la aplicación de este verso, de esta manera, no se lleva a cabo de manera correcta. El verso implica que algo debe ser atado ó desatado en la tierra primero, para que entonces, de la misma forma, sea atado ó desatado en el cielo. Lo que el verso implica es una acción –no un poder– que cuando se hace en la tierra, provoca la misma consecuencia en el cielo. Fijémonos cómo la dirección es: primero en la tierra y luego en el cielo; y no lo contrario.


Ahora bien, ¿que es lo que atamos y desatamos en la tierra que también se hace igual en el cielo?
¿Se refiera a la prosperidad, a la salud, a las personas ó a los espíritus? La contestación la encontramos en el contexto del verso; en la discusión que se lleva a cabo durante todo el capítulo de Mateo 18. Para entender la aplicación de este verso debemos leer y entender también lo que Jesús estaba hablando cuando mencionó esto.


Entendiendo los verso 1-5
El capítulo comienza con una pregunta que se levantó entre los discípulos. Antes que nada, ¿Porqué le interesaba a ellos saber quien será el más grande en el cielo? Claro, seguramente Jesús pudo detectar el espíritu de grandeza detrás de la pregunta y por tanto le responde que el más humilde será el más grande en el cielo y luego modela esta humildad en la actitud de un niño. También ilustra cómo hay un resultado desfavorable para aquel que ocasiona caer o pecar a aquellos que creen en Él.


Entendiendo los verso 7-9
Jesús menciona que siempre habrá tentaciones pero que nosotros no deberíamos ser los que las ocasionemos y también que debemos mantenernos seriamente alejados de todo lo que nos ocasione caer o pecar.


Entendiendo los versos 10:14
Jesús destaca cuan importante somos cada uno de nosotros para El y como no desea perdernos. Si alguno de nosotros se pierde o es alejado de Él, Él tomaría prioridad en buscarnos y encontrarnos. Eso es cuan importante son aquellos que creen en Él.


Entendiendo los versos 15-20
 Jesús expone como debemos lidiar con los conflictos que tenemos con otros. Cuando alguien hace algo mal a otro –el cual no debería pasar pero sucede (18:7)– debe ser traído a colación con humildad, con el propósito de resolver el conflicto (el cual es la meta ya que Dios no quisiera que vivamos bajo conflicto y ofensa sino en armonía).


La meta es estar en acuerdo a través de la convicción de la falta en el espíritu, el arrepentimiento, el perdón y la restauración para que así el conflicto no este más presente entre nosotros (18:19) —suena familiar a lo que Dios también ha hecho por nosotros, ¿verdad?—y para que en la voluntad de Dios juntos podamos disfrutar de su presencia(18:20).


Si una persona no puede admitir a sus faltas con humildad y corresponder adecuadamente, debemos intentar hacerle ver, pero si aun así, es lo suficiente terco para no hacerlo, entonces debemos considerarlo una persona que no esta bien con Dios (18:17). Esto es muy importante al considerar lo próximo que Jesús explica sobre atar y desatar, ya que aunque quisiéramos la reconciliación no siempre es posible, ya que esto requiere que ambas partes estén convencidas y correspondan a lo que contribuye a la reconciliación. Qué bueno es saber que Dios entiende esto, pero además, Él conoce los corazones y sabe cuándo nuestro corazón está inclinado a la hermandad, a la buena fe y la reconciliación y cuando no lo estamos, y por eso es que tanto nuestras acciones como nuestro corazón, también cuenta.


Entendiendo los versos 21-35
Este capítulo de Mateo cierra con un mensaje abarcador acerca del perdón; dando a entender que si nuestro Padre Celestial nos ha perdonado, nosotros debemos perdonar a los demás también. Nuevamente, al final de el capítulo, se nos señala como el Padre ve y actúa desfavorablemente hacia aquellos que no pueden perdonar a otros de corazón.


La línea de pensamiento que se va desarrollando
Si puedes notar, existe una línea de pensamiento que se va desarrollando a través de puntos cruciales que integran un gran mensaje.

  • Debemos tener una actitud de humildad el uno hacia el otro.
  • Ciertamente somos de mucha importancia para Dios.
  • Es imperativo resolver los conflictos que se levantan entre nosotros y para lograr esto debemos tener esa actitud de humildad en el reino.
  • Aquellos que hacen que otros tropiecen o alejan a las personas de el propósito de Dios y que no tienen acciones de gracia y de paz hacia otros, no son considerados personas que están bien con Dios y por lo tanto no son recipientes de su favor.

A través de diferentes ilustraciones, en este capítulo, Jesús nos da un gran mensaje: nuestra hermandad en el reino, cuan importante es, la importancia de conservar su integridad, y las repercusiones que esto tiene en nuestra relación con el Padre.


El contexto de el verso revela el mensaje que lleva 
El verso “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo” es mencionado durante la explicación del manejo de conflictos, luego de ilustrar que hacer cuando una persona que ha hecho mal a otra, no quiere reconocerlo.
Existe una reciprocidad entre lo que hacemos aquí en la tierra a los demás y lo que en el cielo se hace también hacia nosotros. Esta no es la única vez que Jesús expone esto.


Recuerda ese verso donde Jesús dice: “mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” (Mateo 6:15)


De hecho, la Biblia también dice que debemos estar reconciliados con los demás primero, antes de que Dios acepte nuestras ofrendas. (Mateo 5:23-24)


Las acciones que tomemos aquí en la tierra hacia los demás, serán traducidas a las acciones que Dios tomará hacia nosotros también. Dios desea que lo reflejemos a Él, que nos comportemos como Él y que tratemos a los demás como Él nos ha tratado.


No podemos ir por la tierra atados a conflictos, contiendas, falta de perdón, entre otras cosas, entre nosotros. Somos llamados a liberarlos —resolverlos—para así entonces vivir libre en el reino de Dios y para agradarle a Él.


Así que cada vez que atamos esas cosas negativas aquí en la tierra, cuando restringimos a las personas de estar libre de conflictos, libre de contiendas, de ser perdonados; estamos realmente aguantando el bienestar que puede venir hacía nosotros desde el cielo.


¿Quieres ser bendecido abundantemente y estar bien con Dios? Examina tu hermandad en el reino y desátate a ti mismo y a otros de lo que no le agrada a Dios.


Cada vez que te pones de acuerdo con alguien y resuelves algún conflicto honestamente y en humildad y lo restauras, estas desatando paz, amor, perdón y armonía entre ustedes. Las mismas cosas serán desatadas en el cielo hacia ti.


Hay que tener la humildad necesaria y un corazón que desee estar bien con Dios para decir honestamente: “Se que lo que hice esta mal y lo siento, por favor perdóname”. Y mas aun, para hacer las enmiendas correctas que reparan lo que haz hecho mal. También es necesario el mismo deseo de estar bien con Dios para decir: “gracias por eso, y no te preocupes, te perdono, solo no permitamos que esto vuelva a suceder entre nosotros”; y así restaurar esa relación.


¿Sabes cuan satisfactorio seria eso para nuestro Padre? ¿Puedes imaginar la clase de bendiciones que serian derramadas hacia nosotros desde el cielo cada vez que desatamos esas cosas que estaban atadas entre las personas? Y en el mundo espiritual, ¿puedes ver cuanto es quebrado cada vez que adoptamos esta actitud de humildad, perdón, armonía y reconciliación?


El desatar a las personas de nuestros conflictos con ellos puede ser una tarea y una prueba muy difícil de pasar. Solo el deseo de estar bien con Dios nos moverá hacia la voluntad de Dios para tener la actitud correcta y ganarle a la tentación de mantener atados este tipo de cosas.

Tus acciones en la tierra, atan (restringen) o desatan (liberan) lo mismo para ti en el cielo. Decide hoy, que acciones tomaras en tu vida y en tus relaciones con los demás.

“Les digo la verdad, todo lo que prohiban en la tierra sera prohibido en el cielo, y todo lo que permitan en la tierra sera permitido en el cielo.”—Jesús, NTV, Mateo 18:18

Recordemos también este versículo para entender el mensaje de atar y desatar: “No se engañen. Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará.” (Gálatas 6:7)



Jenilee Rebarber

Jenilee Rebarber es la fundadora de The Altar Place. Jenilee es nativa de Puerto Rico, y vive en el estado de Florida en EU con su hijo Adrián. Es doctora en optometría, empresaria y estudiante del seminario de Liderazgo Ministerial de la Universidad Southeastern. A través de cada temporada y rol, Jenilee ha permitido que cada área de su vida la lleve más cerca de Jesús y le gusta poner eso en palabras. Sus escritos se han publicado en WomenLeaders.com de Christianity Today, en el blog Boundless de Focus on the Family, en la Revista La Fuente y ha sido miembro del entrenamiento de escritores Compel. Para contacto e invitaciones puedes escribirle a: jenilee@thealtarplace.com