En el libro de cantares se hace referencia a las zorras pequeñas que echan a perder la viña. Estas zorras, por ser pequeñas, tienen la habilidad de esconderse entre las hojas de las viñas para comerse el fruto. Justo antes de la temporada de madurez del fruto, es necesario cazar estas zorras para prevenir de que se fueran a llevar el fruto de la viña tan anticipado.
Te imaginas lo que es sembrar, regar y esperar para que luego venga una pequeña zorra, que es prototipo de un intruso o enemigo, a llevarse lo que tanto has deseado.
La Biblia dice que el enemigo vino para matar, robar y destruir. La zorra pequeña es ese enemigo que pasa por desapercibido en nuestro proceso de madurez espiritual justo antes de que maduremos en nuestro fruto del EspÃritu.
En ese proceso de entrega, ayuno, oración y búsqueda de Dios, llegamos a derribar gigantes, por lo que se nos hace muy fácil pensar que una pequeñÃsima zorra va a ser capaz de destruir la viña que tanto hemos cuidado y procurado.
Esas cosas pequeñas son las que en nuestro proceso de madurez, luego de obtener grandes victorias, pensamos que ya somos inmunes a las pequeñeces, que no merecen nuestra atención, o que no caeremos en ellas.
Aquà esta el error.
Esos pecados que te parecen ser mas insignificantes, puedes ser más propenso a caer en ellos justo antes de que madure tu fruto. El orgullo espiritual, el presumir o la jactancia, la codicia y la avaricia, los celos y las contiendas son algunos de los más comunes.
El apostol Pablo identifico esto en varias ocasiones. A los corintios les dijo:
“Hacen mal en jactarse. ¿No se dan cuanta de que un poco de levadura hacer fermentar toda la masa?” 1 Cor 5:6
En el libro de Santiago (3:5) leemos el ejemplo de cómo una pequeña chispa puede encender un bosque entero y en Eclesiastés (10:1) de cómo una pequeña mosca puede echar a perder todo un perfume. A veces mantenemos nuestra guardia contra las cosas grandes, pero siempre son las cosas pequeñas las que son capaces de llevarnos a las catástrofes.
Estas “cosas pequeñas” nos llevan a caer en grandes pecados y nos pueden desviar a falsas prácticas y doctrinas del evangelio.
Todos tenemos nuestra propia viña—nuestro corazón— que nos toca cuidar exclusivamente a nosotros. Las zorras vendrán para intentar destruir la obra de Dios en tu vida. Cuando no las mantenemos fuera de la viña, se llevan de nosotros el fruto del espiritú y entonces los frutos de la carne comienzan a manifestarse en nosotros:
“Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: inmoralidad sexual, impureza, desenfreno, idolatrÃa, hechicerÃa, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos, envidia, borracheras, orgÃas y cosas semejantes a estas, de las cuales les advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios.” Gálatas 5:13
Aparte de tu propia viña, tenemos la viña del Señor, el cual todos debemos cuidarla. Justo antes del avivamiento, del tiempo de la cosecha, vendrán las zorras pequeñas a intentar desunir y llevarse el fruto de la Iglesia. No descuidemos las cosas pequeñas que son capaces de llevarse el fruto que tanto necesitamos para este tiempo.
Los gigantes son fácil de ver mientras que las zorras parecen fáciles de vencer, pero cuÃdate de que no pierdas de vista esas zorras pequeñas capaces de echar a perder toda la viña.
“Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en flor.” Cantares 2:15