Cuando veo un cartero a plena luz del día entregando correspondencia a pie, a un albañil mezclando cemento o un policía con todo su uniforme al mediodía, yo me fatigo y me canso por ellos.
Cuando éramos pequeños, a mi hermano, a mis amigos y a mi, no nos importaba jugar desde la mañana hasta la tarde sin bloqueador solar. Nuestros padres nos llamaban para descansar un rato y no pasaba ni un minuto cuando ya estábamos jugando de nuevo.
Lamentablemente, cuando llegó a mi vida la condición de Lupus, todo eso cambió. Ya el sol no era mi amigo. Para los que padecen de condiciones autoinmunes los rayos ultra violetas son enemigos mortales para el sistema inmunológico.
Recuerdo una ocasión estaba con mis amigos en una actividad de la iglesia corriendo bicicletas. Mientras corría la bicicleta unos de mis amigos se percata que me estaba deteriorando. Lo único que recuerdo fue que uno de ellos me montó en su carro y me llevó a mi casa. Lo único que escuchaba era lo que Él le decía a mis padres.
“Por más que tratamos que Él no lo hiciera, no nos hizo caso y se montó en la bici.”
Yo les decía a mis padres: “¡fue culpa mía, traté de ser una persona normal!”
Lamentablemente terminé en el hospital deshidratado y sin fuerzas para caminar.
Así pasa también en nuestra vida espiritual, situaciones inesperadas comienzan a fatigarnos a tal punto que nos deshidratamos física, mental y espiritualmente. Sentimos que nos da una insolación emocional que no hay crema que la cure. Llegas al punto que piensas que vas a morir.
Me viene a la mente la historia de una mujer que caminaba con su hijo por el desierto.
“Agar se fue en dirección al desierto de Beerseba y allí se perdió. Cuando se le acabó el agua, acostó al niño bajo un arbusto. Como no quería verlo morir, se apartó de él y fue a sentarse, no muy lejos de allí. Mientras estaba sentada, se echó a llorar.
Dios oyó los gritos del niño, y llamó a Agar desde el cielo y le dijo:
«¿Qué te pasa, Agar? No tengas miedo, ya escuché los gritos del niño. Anda, levántalo y tómalo de la mano. No morirá, pues sus descendientes llegarán a ser una gran nación».
En ese momento Dios permitió que Agar viera un pozo de agua. Ella corrió a llenar la bolsa, y le dio de beber al niño.” (Génesis 21:14 al 19)
Hoy quiero decirte que el mismo Dios que tuvo misericordia de mí y de esta mujer llamada Agar, no permitirá que el sol te fatigue a punto de morir.
Dice la biblia:
“El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre.” (Salmos 121:6 al 8)
No dejes de caminar y de luchar por lo tuyo. Dice la biblia:
“No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas.” (Isaias 49:10)
Deja que Él te proteja de ese sol. El desea que tú puedas Volver a Nacer.
Si en este día sientes que tus problemas o tu enfermedad son tan fuertes como los rayos del sol. Pues este mensaje es para ti. Te invito a que lo leas. Te aseguro que vas a Volver a Nacer.