Me gustan esas preguntas sorpresivas que hacen los niƱos; esas preguntas simples y a la vez muy profundas que te hacen pensar en dar la respuesta mƔs sincera posible. Mientras nos preparƔbamos para la escuela de verano, mi hijo de ocho aƱos me pregunta:
āMami, ĀæcuĆ”les son tus estaciones del aƱo favoritas?ā
PensĆ© por unos minutos y respondĆ en mi mente: āBueno, me gusta el otoƱo por la brisa y los colores, me gusta en invierno por el tiempo que pasamos en familia, me gusta la primavera por la brisa y las flores, y me gusta el verano por la playa y los castillos de arena que hacen mis hijos.ā
“Ā”Creo que me gustan todas!”- le respondĆ, a lo que Ć©l exclamĆ³: “Ā”Es cierto; todas las estaciones son lindas!
Ā”QuĆ© tremenda enseƱanza aprendĆ! A decir verdad, son muy pocas las veces que he escuchado a personas hablar la belleza que esconde cada estaciĆ³n. Del otoƱo, algunas personas pueden quejarse de las tantas hojas que deben barrer. Del invierno, otras pueden quejarse del frĆo que no los deja salir. De la primavera pueden quejarse del polen y del verano, del intenso calor. Sin embargo, cuando miramos mĆ”s allĆ” de lo que nos aqueja, podemos encontrar belleza de cada estaciĆ³n.
Las circunstancias de nuestra vida se comparan con las estaciones del aƱo y la belleza o los inconvenientes que veamos en cada una de ellas dependerĆ” mĆ”s que todo de nuestra actitud. Esperar por la primavera en inviernos frĆos o por brisas refrescantes del otoƱo en pleno verano, puede aumentar nuestra ansiedad, la cual, a decir verdad, no harĆ” que las horas avancen. Esto me lleva a recordar varios versĆculos de Filipenses 4:
El primero es el nĆŗmero 4 que dice: āRegocijaos en el SeƱor siempre. Otra vez digo: Ā”Regocijaos!ā El regocijo una actitud que provocamos en nosotros mismos; no es un sentimiento que surge de la nada. Implica poner nuestros pensamientos conscientemente en aquellas cosas que nos dan alegrĆa y satisfacciĆ³n y expresarlo con nuestros gestos y acciones SIEMPRE; no de vez en cuando o cuando estemos de humor.
MĆ”s adelante en el versĆculo 6 dice: āPor nada estĆ©is afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oraciĆ³n y ruego, con acciĆ³n de gracias.ā El afĆ”n es un ciclo de pensamientos negativos que nos pueden llevar a las constantes quejas. En las estaciones donde nos sintamos tristes, desanimados o ansiosos, lo mejor es ir delante de la presencia de Dios en oraciĆ³n y ruego, sin dejar a un lado nuestra gratitud. La gratitud es el antĆdoto contra la queja. Ella nos lleva a exaltar a Dios por encima de nuestro dolor y a recibir su paz que sobrepasa todo entendimiento.
Luego, el versĆculo 11 dice: āā¦pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situaciĆ³n.ā Todos sabemos que muchas cosas buenas no se obtienen fĆ”cilmente. Nadie dijo que era fĆ”cil contentarse en estaciones duras de nuestra vida. Es precisamente por eso que es necesario aprender a desarrollar en nuestra vida buenos hĆ”bitos que reflejen nuestra total dependencia de Dios y de su fortaleza.
Finalmente, dice el versĆculo 13 lo que todos debemos recordar: āTodo lo puedo en Cristo que me fortalece.ā
āTodoā es todo lo bueno que Dios puso a nuestra disposiciĆ³n por Cristo JesĆŗs. No hay barrera, enfermedad, herida o crisis que con la ayuda de Cristo no podamos superar. Ćl es nuestro mĆ”s alto refugio y fortaleza.
No sĆ© cuĆ”l sea la estaciĆ³n del aƱo que estĆ©s atravesando en este momento y cuĆ”l sea tu percepciĆ³n de ella. Simplemente sĆ© que ahĆ donde estĆ”s, puedes encontrar su belleza si decides amar a Dios en medio de ella.Ā PĆdele que te dĆ© el entendimiento de que, para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, tal como dice Romanos 8:28.
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