“No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra.” Gálatas 6:7
La ley de la siembra y la cosecha puede parecer elemental para nosotros. Lo que siembres eso vas a cosechar. No puedes sembrar naranjas cosechar uvas. Pero se nos olvida incluir al sembrador. El sembrador es el responsable del fruto pues es quien escoge la semilla y luego cuida de la siembra. O sea que la manera en que sembramos—nuestros métodos y tácticas al igual que la tierra que usamos—impactará también los resultados.
Aunque no tengo experiencia en la siembra, pero estoy familiarizada con el proceso envuelto por lo que puedo entender el concepto espiritual de esta enseñanza. Sembrar es un arte que requiere mucha paciencia y prudencia. La palabra está llena de promesas para el sembrador, por lo que hay buenas recompensas para aquel que siembra en el EspÃritu. A veces nuestra siembra no tiene bueno resultados por lo que debemos preguntarnos en qué estamos fallando.
¿Para qué sembramos? ¿Lo hacemos para cumplir la voluntad de Dios o estamos persiguiendo algún deseo carnal?Nuestras intenciones y motivaciones determinarán los resultados y al final será para bendición o destrucción, pues Dios conoce el corazón.
“El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al EspÃritu, del EspÃritu cosechará vida eterna.” Gálatas 6:8
Somos llamados a sembrar para agradar al EspÃritu. Esa es la siembra que le agrada al Señor. La siembra en el espÃritu es la que realmente nos cuesta, pues Dios nos mueve a sembrar según sus grandiosos planes y nosotros usualmente, no contamos con los recursos o habilidades para lograr esa siembra. Es por eso, que la siembra en el espÃritu es un proceso de fe que agrada a Dios, pues al final, el resultado glorifica a Dios quien ha sido el que ha proveÃdo y no a nosotros mismos. Cuando nosotros hemos cosechado en nosotros mismos los frutos del espÃritu de benignidad, bondad y fe, entonces podemos sembrar adecuadamente en el Señor con generosidad.
“El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma, aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia. Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios.” 2 Corintios 9:10
Por eso, hoy quiero animarte a que te conviertas en un sembrador en el espÃritu, para que asà puedas cosechar el mejor fruto que es el que da el espÃritu. Pide a Dios que te convierta en un buen sembrador por medio de los frutos del espÃritu. Es asà cómo Dios cumple sus planes y sus propósitos en nuestras vidas. Que puedas sembrar abundantemente en Él según sus maravillosos planes, para que asà puedas cosechar abundantemente también.
 “Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará.” 2 Corintios 9:6