Usamos la palabra pasiĆ³n para describir el sentimiento por aquello que hacemos con total entrega y por lo cual vivimos aficionados. Nada supera aquello por lo cual te sientes apasionado, no importa cuanto te cueste, cuanto tiempo te tome, nada de eso es relevante cuando se trata de nuestra pasiĆ³n. Para nosotros, es pleno deleite trabajar en aquello que nos apasiona y ni siquiera tendrĆ­amos que pensarlo a la hora de tener que luchar por ello.

QuizĆ”s, mientras lees esta descripciĆ³n, puedes trasladarte a una de tus pasionesā€”alguna materia, alguna destreza, para algunos la mĆŗsica, el arte, o alguna causa. Y todo eso estĆ” muy bien. Todos debemos tener algo que nos mueva, que nos motive o nos de propĆ³sito. Puedes hacer muchas cosas en tu vida, pero nada te quedarĆ” tan bien cĆ³mo cuando haces aquello que te apasiona. Por eso, a la hora de escoger una profesiĆ³n, muchos recomiendan: “haz lo que te apasiona”.

Vivir apasionados por algo es esencial.

Encontrar tu pasiĆ³n en la vida es esencial.

Dicen que la pasiĆ³n fue lo que llevĆ³ a JesĆŗs a cumplir su misiĆ³n, pero yo quiero decir mĆ”s. Esta pasiĆ³n no comenzĆ³ ni terminĆ³ en la cruz. Esa misma pasiĆ³n que llevĆ³ a JesĆŗs hasta la cruz fue la que llevĆ³ a Juan el Bautista a preparar el camino del SeƱor en una generaciĆ³n difĆ­cil para recibir ese mensaje.

Esa misma pasiĆ³n fue contagiando a aquellos que pasaban suficientemente tiempo con el Maestroā€”aquellos que aceptaron el reto de un ā€œsĆ­guemeā€ y luego fueron conociĆ©ndolo. Podemos ver un poco de esa pasiĆ³n en la reacciĆ³n de Pedro cuando dijo: ā€œno solo los pies, lĆ”vame completo.ā€ 

Durante el tiempo de JesĆŗs con sus discĆ­pulos esa pasiĆ³n ya estaba siendo cultivada en ellos y luego, en el dĆ­a de pentecostĆ©s, esa pasiĆ³n fue activada por medio del fuego del EspĆ­ritu Santo. Sin ese fuego, sin esa pasiĆ³n, la historia del evangelio jamĆ”s hubiera sido la misma.

Esa pasiĆ³n fue la que Pablo describĆ­a al decir: ā€œPor eso todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos tambiĆ©n obtengan la salvaciĆ³n que es en Cristo JesĆŗs con gloria eternaā€ (2 Timoteo 2:10). Estos apĆ³stoles sufrieron por causa del evangelio y murieron por la causa del evangelio. Esa pasiĆ³n causĆ³ que toda una revoluciĆ³n de salvaciĆ³n, milagros y liberaciĆ³n se esparciera por todo el mundo, el cual podemos leerla en el libro de los Hechos. 

La pasiĆ³n de los apĆ³stoles y el fuego del EspĆ­ritu Santo sobre ellos habĆ­a provocado que se cumpliera lo que dijo JesĆŗs: ā€œlas obras que yo hago y aun mayores harĆ”nā€ (Juan 14:12-17). Leemos de la gente intentando llevar a los enfermos lo mĆ”s cerca posible de Pedro, con esperanza que por lo menos la sombra de Pedro estĆ© cerca para que sean sanados. Muy parecido a aquella mujer que intentĆ³ acercarse tan posible entre la multitud que apretaba a JesĆŗs diciendo: ā€œsi tan solo tocare el borde de su manto, serĆ© sana (Mateo 9:21)ā€.Ā 

Registra la Biblia que ā€œDios, por medio de Pablo, hacia milagros tan extraordinarios que muchos le llevaban los paƱos o delantales de los enfermos, y las enfermedades desaparecĆ­an y la gente quedaba libre de espĆ­ritus malignos (Hechos 19:12).ā€

Amigos, para la salvaciĆ³n es suficiente con creer y arrepentirnos de nuestros pecados. Pero, para ser efectivos en llevar el mensaje de salvaciĆ³n, ganar almas para Cristo, vivir continuamente la verdad del evangelio, hacer las obras que Ɖl hizo y para que ocurra el avivamiento que tanto necesita esta generaciĆ³n, necesitamos tener pasiĆ³n por el evangelio y por las almas.

Son muchas las cosas que han substituido esta pasiĆ³n en las iglesias y en los ministerios. Podemos tener todo el conocimiento teolĆ³gico, conocer todos los mĆ©todos actuales para hacer iglesia, tener todo el talento de exponer la palabra y de cantar, pero sin pasiĆ³n por el evangelio y por las almas, no obtendremos lo que caracteriza un avivamientoā€” la cosecha de almas convertidas al evangelio acompaƱada de milagros y liberaciones.

Cuando combinamos nuestra pasiĆ³n con el fuego de Dios, provocamos un avivamiento. Este mundo necesita, desesperadamente, gente apasionada por el evangelio de JesĆŗs.

Gente que pasa suficiente tiempo de intimidad con Ɖl, como para contagiarse de su pasiĆ³nā€”la pasiĆ³n te mueve a hacer eso.

Gente que no le importa dejarlo todo, con tal de vivir para el evangelioā€”la pasiĆ³n te mueve a hacer eso.

Gente que pone su dinero para ir, antes de preguntar cuanta ofrenda me van a darā€”la pasiĆ³n te mueve a hacer eso.

Gente que colocan todas sus pasiones (talentos y energias) para la causa de predicar y llevar el evangelio a toda criaturaā€”la pasiĆ³n te mueve a hacer eso.

El avivamiento que estĆ”bamos esperando ya estĆ” entrando al corazĆ³n de la iglesia y aquĆ©l que no logre contagiarse de esa pasiĆ³n y llenarse de ese fuego, quedarĆ” como un simple espectador. Si no quieres ser solo un espectador, quizĆ”s te preguntas: ĀæquĆ© tengo que hacer para contagiarme de esa pasiĆ³n?

Recuerda esto: contĆ”giate de la pasiĆ³n de Cristo y llĆ©nate del fuego de Dios.

En la continuaciĆ³n de esta serie estaremos exponiendo cĆ³mo logramos esto:

  1. Vuelve al primer amor, haz las primeras obras, intima con Ɖl.
  2. LlƩnate del fuego de Dios
  3. Predica el evangelio usando tu pasiĆ³n

Yo quiero vivir apasionada. Estoy convencida de que, luego de conocer a JesĆŗs, no hay otra mejor manera de vivir que apasionada por la causa del evangelio.  


Jenilee Rebarber

Jenilee Rebarber es la fundadora de The Altar Place. Jenilee es nativa de Puerto Rico, y vive en el estado de Florida en EU con su hijo AdriĆ”n. Es doctora en optometrĆ­a, empresaria y estudiante del seminario de Liderazgo Ministerial de la Universidad Southeastern. A travĆ©s de cada temporada y rol, Jenilee ha permitido que cada Ć”rea de su vida la lleve mĆ”s cerca de JesĆŗs y le gusta poner eso en palabras. Sus escritos se han publicado en WomenLeaders.com de Christianity Today, en el blog Boundless de Focus on the Family, en la Revista La Fuente y ha sido miembro del entrenamiento de escritores Compel. Para contacto e invitaciones puedes escribirle a: jenilee@thealtarplace.com