La palabra “bendecido” ha sido muy popular en los últimos años. Se puede ver ampliamente utilizada para describir los logros, las posesiones o las relaciones de las personas. Parece que el mensaje general es que ser bendecido significa tener algo o alguien. Hemos caído en un evangelio tan individualista y centrado en nosotros mismos que decidimos ser definidos como bendecidos de esta manera probablemente porque no hemos logrado la verdadera bendición de Dios. Pero déjame decirte a los que Jesús considera bendecidos:

Cuando Jesús vio a tanta gente, subió a una montaña y se sentó. Los discípulos se le acercaron, y él comenzó a enseñarles:

 «Dios bendice a los que confían
totalmente en él,
pues ellos forman parte de su reino.

 Dios bendice a los que sufren,
pues él los consolará.

Dios bendice a los humildes,
pues ellos recibirán la tierra prometida.

Dios bendice a los que desean la justicia,
pues él les cumplirá su deseo.

 Dios bendice a los que son compasivos,
pues él será compasivo con ellos.

 Dios bendice a los que tienen
un corazón puro,
pues ellos verán a Dios.

 Dios bendice a los que trabajan
para que haya paz en el mundo,
pues ellos serán llamados hijos de Dios.

 Dios bendice a los que son maltratados
por practicar la justicia,
pues ellos forman parte de su reino”

Mateo 5:1-10

Jesús trajo un nuevo significado de lo que es ser bendecido. Conocemos esta escritura.
¿Pero porqué la hemos olvidado? Puede ser tan fácil caer en las tendencias de este mundo. Pero, déjame decirte lo que ser bendecido no parece ser:

  • Jactárse de ser bendecido. Estas personas son las que más necesitan una bendición. Necesitan contar lo que tienen en sus manos porque no han logrado la bendición espiritual que viene de Jesús.
  • La abundancia de cosas materiales. Ser próspero no es lo mismo que ser bendecido. Si bien creo que la prosperidad es algo bueno, las bendiciónes se alcanzan en el mundo espiritual. Las bendiciones espirituales, como las definidas por Jesús, se logran en medio de la pérdida, la traición y las situaciones no deseadas a través de la sumisión en quietud, la obediencia y el sacrificio.
  • Competencias, lograr más o ser mejor que los demás: no hay forma de que esto pueda relacionarse con la bendición espiritual. Sería una contradicción decir que eres bendecido si no tienes frutos en el espíritu. El ser bendecido conduce a que los frutos del espíritu se manifiesten en nosotros.

¿Qué sucede con las personas que no tienen lo que hemos definido como una bendición para nosotros? ¿No son bendecidos porque no pueden tener posesiones, títulos, hijos o una relación?
No podemos predicar al mundo sobre otra bendición que no sea la que Jesús da. La bendición que solo Él puede dar. Podemos predicarles al Dios que está en medio de todo, en medio de la alegría y la paz, pero también en medio de la tormenta y la tragedia. Él es el que cambia nuestros resultados como ningún otro podría hacerlo porque es el príncipe de la paz, el consolador, el amigo y el consejero. Esa es una verdadera bendición. Podríamos estar pasando por el dolor, pero todavía estamos bendecidos. Podríamos estar en necesidad, pero todavía estamos bendecidos. Podríamos haber perdido algo, pero todavía estamos bendecidos. Necesitamos volver a la Palabra y ser definidos por ella y alli encontrar nuestra identidad.


Jenilee Rebarber

Jenilee Rebarber es la fundadora de The Altar Place. Jenilee es nativa de Puerto Rico, y vive en el estado de Florida en EU con su hijo Adrián. Es doctora en optometría, empresaria y estudiante del seminario de Liderazgo Ministerial de la Universidad Southeastern. A través de cada temporada y rol, Jenilee ha permitido que cada área de su vida la lleve más cerca de Jesús y le gusta poner eso en palabras. Sus escritos se han publicado en WomenLeaders.com de Christianity Today, en el blog Boundless de Focus on the Family, en la Revista La Fuente y ha sido miembro del entrenamiento de escritores Compel. Para contacto e invitaciones puedes escribirle a: jenilee@thealtarplace.com