Recuerdo que en uno de mis estudios bíblicos fui confrontada con la siguiente pregunta: “¿Es pecado el sarcasmo?” Antes de responder, pensé por unos segundos en mi propia conducta.  Fue un momento en el que tuve que sincerarme conmigo misma y reconocer que, aunque no me considero sarcástica, he usado el sarcasmo para chistar o expresar mi hastío de alguna situación.  

Y es que el sarcasmo está muy arraigado a nuestra cultura y a nuestra manera común de expresarnos. Es por eso que, en temas como este, es necesario conocer el contexto y lo que la Palabra de Dios nos aconseja. 

Yo me tomé el atrevimiento de preguntarle a varios desconocidos cuál era su opinión respecto al sarcasmo.  Algunos opinaron que el uso del sarcasmo depende del momento y la confianza que exista entre los que se comunican entre sí mientras que otros explicaron que hay comentarios sarcásticos buenos y otros malos.  Según las respuestas, los sarcasmos buenos intentan provocar risa en los oyentes, mientras que los sarcasmos malos, pretenden burlar y destruir.  Esto me lleva a pensar que el sarcasmo tiene dos caras y los creyentes debemos cuidarnos de no caer en una situación donde se ponga en cuestionamiento nuestra credibilidad y nuestro buen testimonio. 

¿Qué es el sarcasmo?

El sarcasmo se define como una burla pesada, una crítica indirecta o dar a entender lo contrario a lo que se expresa.  Esta última parte de esa definición me lleva a recordar este versículo de Mateo 12:34 “¡Camada de víboras! ¿Cómo pueden hablar cosas buenas siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.”Fíjense que, en este contexto, bien se especifica que hay personas que hablan cosas buenas, más, sin embargo, en su interior existe maldad e hipocresía.  Es por eso que, lo bueno o malo de lo que expresamos es el resultado de la combinación:

Intenciones del corazón+Palabras =   Edificación, Destrucción o Confusión

Efesios 4:29 dice lo siguiente: “No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.” Estos versículos nos llevan a examinar nuestro corazón y a meditar en lo siguiente:

Si nuestras palabras reflejan lo que hay realmente en nuestro corazón.

Si edificamos o destruimos a los demás con lo que decimos. 

Si nuestras palabras son oportunas y necesarias al momento. 

Si nuestras palabras imparten gracia.

Mi conclusión respecto al sarcasmo es que, aunque no constituya un pecado en sí mismo, éste no debe calificarme como persona. Todo creyente debe procurar ser calificado según el estándar que Cristo nos dio con su buen ejemplo.  La verdad, creo que entre más me abstenga de usar el sarcasmo, mejor será para mi corazón y para los oyentes; porque, como bien dice la Palabra: “aunque todo me es lícito, no todo me conviene y no todo edifica.” (1 Corintios 10:23)


Dindi Quiles

Dindi Quiles es cantautora cristiana, conferencista, maestra, líder de adoración, líder de grupo de discipulado y escritora. Su primera producción musical como solista incluye los temas “Tu luz en mí”, “Nuestro Salvador” y “Llénanos”. Ha colaborado como presentadora en el canal local de televisión, Tu18Jax y como escritora de la revista “Qué tal Jacksonville?”. Actualmente vive en el estado de Florida, con su esposo y tres hijos. Para invitaciones: agenda.dindiquiles@gmail.com