Hay situaciones que pueden dejar tu corazón quebrado. Las lágrimas son tu pan de día y de noche y sientes que tu situación se rie de ti preguntando—” ¿dónde está tu Dios?” Estas situaciones pueden ser catastróficas para nuestra alma si intentamos “sanar” a nuestra manera o manejar nuestro dolor. Sin embargo, cuando decides tornarte a Él y creer en Él por encima de eso; esto es lo que sucede. 

Crees que Él es bueno, aunque tu situación es mala.

Que Él es fiel aunque otros te hayan traicionado.

Que aunque hayas sacrificado, Él proveerá y recompensará.

Luego, cuando te afirmas en estas creencias, sientes una gracia que te da las fuerzas que no pensabas tener. Tu llanto empieza a sosegar porque tu alma percibe la proximidad de una sublime presencia. El consolador te abraza y tu llanto regresa intensificado, porque sabes que sus manos quieren operar donde está el dolor.

Tu confías y decides entregar todo, junto con tu dolor, a sus manos sanadoras, solo para darte cuenta que tu corazón no fue restaurado— te lo han remplazado por uno completamente nuevo.

Llega la paz que sobrepasa todo entendimiento. Ya no hace falta comprender nada, basta con saber que llegaron a tu corazón, pero no pudieron tocar tu alma. 

Entonces ese nuevo corazón y esa paz te permite seguir la nueva vida que se te ha dado. No hay necesidad de tomar justicia o venganza porque sabes que el que remplazó tu corazón roto es el que puede hacer justicia con sus manos. ¡Ya eso no es parte de ti y que liviano se siente!

Nuestra alma es limpia, libre y justificada.

Amigos, esto es lo que sucede cuando dejamos que Dios sea el que trabaje con nuestro dolor. En cambio, cuando nos arraigamos a ese dolor, no hay paz, cuestionamos, demostramos inestabilidad, miedo, auto-engaño y nuestro corazón se queda roto, nuestra alma se daña y se comienzan a manifestar las obras de la carne en nosotros.

Dios es el único que hace todo nuevo y eso es precisamente lo que Él quiere hacer cuando nuestro corazón es lastimado. El camino a tener un corazón nuevo es mucho más duro que cuando intentamos sanar el corazón dañado. Deja que Él sea quien toque y entre a esos lugares dañados, dolerá mas, pero al final quedarás completamente restaurado.


Jenilee Rebarber

Jenilee Rebarber es la fundadora de The Altar Place. Jenilee es nativa de Puerto Rico, y vive en el estado de Florida en EU con su hijo Adrián. Es doctora en optometría, empresaria y estudiante del seminario de Liderazgo Ministerial de la Universidad Southeastern. A través de cada temporada y rol, Jenilee ha permitido que cada área de su vida la lleve más cerca de Jesús y le gusta poner eso en palabras. Sus escritos se han publicado en WomenLeaders.com de Christianity Today, en el blog Boundless de Focus on the Family, en la Revista La Fuente y ha sido miembro del entrenamiento de escritores Compel. Para contacto e invitaciones puedes escribirle a: jenilee@thealtarplace.com