Hoy me preparaba para ir a trabajar. La ropa que vestía la había escogido la noche anterior. Preparé mi café y mi almuerzo, y justo cuando estaba a punto de subirme al carro, me percaté de que mi pantalón estaba mojado. Miré y, para mi sorpresa, había sido salpicado con café. No había llovido café en el campo, sino en mi ropa, porque el termo que llevaba en mi bulto de almuerzo estaba abierto.
Traté de quitar la mancha y secar la ropa rápidamente, pero la mancha de café parecía requerir una limpieza más profunda. Entonces, tomé la decisión de buscar otra ropa para ponerme. Esto, por supuesto, provocaba un atraso en mi hora de entrada al trabajo. Sin embargo, tenía que resolver el asunto. Busqué algo que ya estaba planchado y, finalmente, quedé lista para ir a trabajar.
¿Te ha pasado algo así? ¿Has tenido que enfrentar un imprevisto? En el caminar del creyente, nos encontraremos una y otra vez con momentos en los que los imprevistos serán la orden del día.
Entonces, ¿qué hacemos?
Podemos insistir en quedarnos con la misma ropa, situación, conversación o preocupación—pero esto no servirá de provecho. Por lo contrario, podemos ser flexibles ante lo que se nos presenta y continuar nuestro camino.
Debemos cambiar nuestra “ropa” de preocupación por la vestimenta que Dios quiere que tengamos. La palabra de Dios en Proverbios 31:25 nos dice:
“Fuerza y honor son su vestidura; y se ríe de lo por venir.”
¿Cómo puede una mujer reírse ante los imprevistos?
Sencillo: porque ha aprendido que su fuerza proviene de Dios, que Él está en control de todo lo que le sucede y si confía en el plan perfecto de Dios podrá estar preparada para los imprevistos.
Posiblemente, el detalle está en que no sabemos cómo adaptarnos de una situación planificada, organizada y preparada con antelación a la que estamos enfrentando de forma imprevista. Para muchos de nosotros, esto no es fácil. Sin embargo, he aprendido que cuando cambiamos la manera en que vemos la situación y nos enfocamos en lo que Dios dice en su Palabra, mientras elevamos una oración a Él, nuestra perspectiva ante lo que no podemos cambiar será diferente.
Te doy un ejemplo:
Si, ante lo que me había sucedido, me hubiera quedado en la terquedad de remover la mancha y secar la ropa, porque era lo que había decidido previamente que me pondría, tal vez habría llegado mucho más tarde a mi trabajo. Sin embargo, cuando vi que intentar sacar la mancha y secar la ropa no estaba funcionando, dije: “Señor, tal vez esta no era la ropa que debía ponerme y no debo insistir en salir vestida así. Aquí vamos, ayúdame, Señor, a escoger algo rápido y a salir para poder llegar a trabajar.”
Además, cuando coloqué la ropa en el contenedor de ropa sucia, le dije a Dios en oración: “Señor, limpia esas manchas en mi vida que no permiten estar limpia.” Hasta recité el himno: “Lávame en tu sangre, Salvador, límpiame de toda mi maldad.”
De esta manera, en lugar de salir de casa malhumorada y molesta, salí con la certeza de que Dios está conmigo, que Él me escucha y que utiliza cada situación para que yo pueda acercarme a vivir una vida que le agrade y lo honre.
Entonces, ¿por qué te vas a preocupar por los imprevistos? ¿Estás preparada para los imprevistos? ¿Cómo reaccionas cuando te das cuenta de que no tienes el control de lo que estás enfrentando? Busca la enseñanza en lo que vives, cambia tu perspectiva y deja que Dios tome el control de todo lo que enfrentas mientras lo honras y lo adoras.
Arleen E. Correa es una educadora apasionada, conferenciante y coach de vida con una extensa preparación académica que incluye un bachillerato en Educación Elemental, una maestría en Administración de Empresas, un doctorado en Educación con especialidad en Consejería y una Maestría en Teología Ministerial. Actualmente está cursando un Doctorado en Interpretación Bíblica. Desde el 2012, Arleen dirige el ministerio Vives, donde se enfoca en apoyar el desarrollo integral de la mujer, ayudándolas a fortalecer su autoestima y cumplir el propósito de Dios en sus vidas. A través de reuniones, eventos presenciales, reuniones virtuales y actividades en las redes sociales, Arleen para la gloria de Dios impacta la vida de mujeres en Puerto Rico, Estados Unidos y más allá. Su lema es: “Vivimos siempre para brillar”. Puedes escribirle a Arleen en vivesparabrillar@gmail.com