Nuestra personalidad, estado de animo, nuestra manera de pensar y bienestar puede ser grandemente influenciada por los que nos rodean.

En Romanos 12, Pablo da consejos prácticos sobre cómo comportarnos, cómo desenvolvernos con los demás y que procurar en las relaciones. Pablo lo resume con esto:

“Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. Romanos 12:16”

Fíjate que no dice:

…Asóciate con los más espirituales…

…o con los que todo lo hacen bien…

…o con los profesionales o lideres…

No. Dice. Eso.

Dice: “asóciate con lo humildes”.

Tan importante como es que procuremos tener el mejor carácter posible es también asociarnos con aquellos que, al igual que nosotros, llevan esto como meta. La humildad es aquí la palabra clave que se nos presenta para determinarlo.

La realidad es que nadie es perfecto—por eso la humildad es tan importante a la hora de relacionarnos. Pero, no confundas la humildad con la sencillez. He conocido mucha gente sencilla en su apariencia o manera de vivir, sin embargo carecen de humildad y esto trae muchas repercusiones negativas sobre su vida y sus relaciones. La humildad es una cuestión de carácter y por eso es que Pablo usa esta cualidad como clave para aconsejarnos con quién debemos relacionarnos. Las siguientes son algunas de esas características:

No son altivas: Una persona altiva buscará siempre a quien mirar por debajo de su nariz para sentirse superior— no te coloques en ese lugar. Busca relaciones con personas que: “no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.” (Rom. 12:3 )

Pueden reconocer, responsabilizarse y arreglar sus errores: Más allá de pedir perdón, es necesaria la corrección. Debemos siempre perdonar las faltas de otros mientras que al ofensor le toca corregirla; a cada persona le toca su responsabilidad por eso dice: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. (Rom 12:18) No quieres estar asociado con una persona que constantemente tira la misma piedra. Será tropiezo tras tropiezo, no será posible la paz, por mas que intentes y pases por alto una ofensa, ya no dependerá de ti, sino de que se descontinúe ocasionando el mismo tropiezo. No tienes que quedarte ahí.

No viven enfocados por las apariencias, posiciones o posesiones de ellos, ni de los demás. Cuando las personas prestan demasiada atención a las posiciones y posesiones, viven secretamente en constante competencia con otros, se sienten intimidados si los superas de alguna manera y no tendrán alegría genuina por tus logros. Tarde o temprano se reflejarán los celos y la envidia en sus interacciones o menospreciarán a los que no han llegado a la altura de ellos. En cambio, somos aconsejados a que “el amor sea sin fingimiento..en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros” (Rom 12:10)

Viven enfocados en servir y estar ahí para otros, en las buenas y en las malas. ¿Si vivimos simplemente enfocados en nosotros, cómo podremos relacionarlos para bien con otros? Un gran reto que presenta nuestra sociedad de hoy es la generosidad y prestar atención a la necesidad de otros. “compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.” (Rom 12:13) “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran” (Rom 12:15)

Querido amigo que nos lees,

Esfuérzate por cultivar relaciones de hermandad con otros, conecta con ellos y demuestra que realmente son importantes—pues a eso somos llamados. No hay mejor manera, aquí en la tierra, de ver a Cristo que cuando nos relacionamos en su amor con otros.

De la misma manera, ya sea en relaciones de familia, en la iglesia, en el trabajo o en una amistad, reconoce cuando una relación es incorregible, no conviene a cercanía, va encaminada a producir daños y es mejor tomar límites o partir sin rencor y en paz.

Identifica cuales son las personas que, en un mismo sentir, pueden cultivar contigo relaciones fuertes y saludables para la edificación de TODOS. Este es el llamado que tenemos en el cuerpo de Cristo.

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Jenilee Rebarber

Jenilee Rebarber es la fundadora de The Altar Place. Jenilee es nativa de Puerto Rico, y vive en el estado de Florida en EU con su hijo Adrián. Es doctora en optometría, empresaria y estudiante del seminario de Liderazgo Ministerial de la Universidad Southeastern. A través de cada temporada y rol, Jenilee ha permitido que cada área de su vida la lleve más cerca de Jesús y le gusta poner eso en palabras. Sus escritos se han publicado en WomenLeaders.com de Christianity Today, en el blog Boundless de Focus on the Family, en la Revista La Fuente y ha sido miembro del entrenamiento de escritores Compel. Para contacto e invitaciones puedes escribirle a: jenilee@thealtarplace.com