Al pensar en la amistad, la historia bíblica que más me ha impactado es la que nos cuenta sobre la fidelidad e integridad de Job.

Ser una persona íntegra nos ayuda a ser alguien que se vincula de una manera sana, al relacionarse con otras personas. Así que pasemos a reflexionar en cuanto a esto; incluso cuando Job había estado pasando por su peor momento continuaba siendo íntegro y fiel a Dios.

Podemos suponer que en medio de sus circunstancias su esposa y amigos eran quienes irían a animarle y ayudarle en la difícil etapa. Sin embargo, ella le dijo que maldijera a Dios a causa de su frustrante situación. Lo mismo sucedió con sus amigos, ellos criticaban a Job juzgando su proceder antes que animarle en sus dificultades. Pero aún así, Job se mantenía firme en su posición; dándole la gloria a Dios y no permitiendo que sus emociones guiaran las decisiones de su vida.

La historia es muy impactante. A pesar de que ellos eran sus amigos, pudieron convertirse en enemigos de un momento a otro, si así Job lo decidía. Sin embargo, guiado por Dios, Job decide tomar un camino diferente, ese que deberíamos tomar los hijos de Dios.

Él tomó el camino del perdón y de la oración por nuestros amigos—aún cuando estos no han actuado ni han sido como esperábamos. Cuando Job oró por sus amigos, Dios hizo que volviera a prosperar y le devolvió el doble de lo que antes tenía (Job 42:10). Es normal que cuando pasamos por momentos de angustia muchas de las personas a nuestro lado se alejen o no sepan cómo ayudarnos adecuadamente. Pero es nuestro deber perdonarlos, orar por ellos y confiar en que Dios nos restaurará lo perdido.

Al igual que Job, cuando tenemos problemas, buscamos amigos en los cuales refugiarnos, pero en el día más triste de su vida él solo encontró en ellos la crítica. Aún con todo esto, de su actitud podemos aprender incluso más, porque aunque amaba a su esposa y a sus amigos, su amor a Dios lo mantenía enfocado en los propósitos divinos.

Así que recuerda esta enseñanza cuando pases por lo mismo, quizás en este momento has ido en busca de amigos que dijeran que sí, pero recibiste un no por respuesta. Has ido a ellos en busca de un abrazo y recibiste su espalda. Has querido escucharles decir palabras amables y por el contrario, te han decepcionado.

Como dice el dicho popular, nos preguntaremos si con amigos como ellos, para qué necesitamos enemigos. Pero es importante comprender que todos fallamos, no somos perfectos y debemos soportarnos los unos a los otros.

Aunque hayas pasado situaciones parecidas a las de Job en donde las temporadas de tu vida fueron frustrantes, agotadoras y necesitaste un amigo para tenderte la mano o ayudarte a ponerte en pie—pero no lo encontraste—recuerda que aun así Job nos enseña una valiosa lección. Sobre todo acuérdate de lo que Cristo mismo nos ha enseñado.

Es fácil amar al que está de acuerdo con nosotros en todo, al que siempre nos hace bien, pero es difícil amar al que no. De la mano de Dios tenemos un desafío mayor: amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:39) e incluso amar a nuestros enemigos—esto incluye el perdonarlos (Mateo 5:44).

Que este mes de la amistad y del amor seamos practicantes en hechos y no solo en palabras de lo que realmente significa ser un seguidor de Cristo—amar a pesar de todo.

Los amigos, los esposos y cualquier persona en nuestra vida, incluso nosotros, podemos fallar, pero Jesús es ese amigo que nunca falla.

Mi nombre es Noelia Chagas, tengo 27 años, soy maestra de Educación Primaria de la República Oriental del Uruguay, país del cual soy originaria y actualmente soy estudiante de SIPO, Seminario Intensivo de Preparación de Obreros de las Asambleas de Dios. Estoy casada desde hace cinco años con Pablo con quien he servido a Dios como maestros de Escuela Bíblica y líderes de adolescentes.


The Altar Place

One thought on “La amistad íntegra y fiel”

  1. Thank you for this article, especially this part:

    Es normal que cuando pasamos por momentos de angustia muchas de las personas a nuestro lado se alejen o no sepan cómo ayudarnos adecuadamente. Pero es nuestro deber perdonarlos, orar por ellos y confiar en que Dios nos restaurará lo perdido.

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