Mateo 9 1-7

El “Animo hijo, tus pecados son perdonados” de Jesús no sorprendió a nadie. Jesús pudo haber ido directo al milagro que ellos estaban esperando, un paralitico caminando. Sin embargo, se dirigió primeramente a conmover el alma del paralitico.


No solo para asegurarle el perdón y salvación de su alma sino también para animarlo. Me fascina este lado de Jesús . Un lado que lamentablemente en los tiempos biblicos solia pasar por desapercibido, cómo con esta multitud en este pasaje. Era altamente probable que ellos estaban enfocados en las obras sobrenaturales, pero Jesús sabia que era necesario demostrarle su divinidad de esta manera. En este pasaje del paralitico al igual que en el de Tomás cuando le dijo: “pon tu dedo aqui y mira mis manos y no seas incredulo, hombre de poca fe”, me parece ver a un Jesús frustrado con la falta de fe asociada a la necesidad de ver resultados específicos para creer.

Cuando leo este pasaje del paralitico simpre me pregunto si realmente la intención de Jesús era sanar el paralitico. Me parece que Jesús vio en él una necesidad de un milagro mucho más grande que poder moverse fisicamente, Jesús vio el milagro que necesitaba su alma.

Cuantas ocasiones quizas Dios quiere cubrir la necesidad de nuestra alma pero estamos muy ocupados persiguiendo la manifestación de otros milagros. Queremos ser fascinados con los milagros sobrenaturales pero no estamos interasados en los espirtuales. De la misma manera que el paralitico, Dios considera que tu alma es primero que cualquier otra cosa.

Salvación, perdón, pureza, regocijo y paz son ejemplos de lo que Dios anhela que tengamos primeramente y esas cosas no podemos obtenerlas por ningún otro milagro. Cosas cómo estas son un milagro.

Si tan solo comenzaramos a ver los milagros del alma, como por ejemplo —la capacidad de superar una tragedia, de ser librados, de vencer la tentación, de amar a los que nos han fallado, de tener gozo en medio del dolor y esperanza luego de la decepción—estos son resultados espirituales que a las personas les resulta imposibles de alcanzar. Es por eso que estos también son milagros que obtenemos en cristo, por medio de la fe en Él. Y creeme que hay que tener mucha fe, para alcanzar todo eso en Cristo.

No podemos enmarcar a Dios solamente en los milagros físicos y tangibles o supernaturales porque el es todopoderoso pero también es espíritu. Si solo contamos con Dios de esta manera nuestra alma queda espirtualmente hueca y superficial con un gran vacio que el espíritu de Dios continua intentando llenar.

En este mundo, necesitamos de este otro tipo de milagros espirituales constantemente.


Jenilee Rebarber

Jenilee Rebarber es la fundadora de The Altar Place. Jenilee es nativa de Puerto Rico, y vive en el estado de Florida en EU con su hijo Adrián. Es doctora en optometría, empresaria y estudiante del seminario de Liderazgo Ministerial de la Universidad Southeastern. A través de cada temporada y rol, Jenilee ha permitido que cada área de su vida la lleve más cerca de Jesús y le gusta poner eso en palabras. Sus escritos se han publicado en WomenLeaders.com de Christianity Today, en el blog Boundless de Focus on the Family, en la Revista La Fuente y ha sido miembro del entrenamiento de escritores Compel. Para contacto e invitaciones puedes escribirle a: jenilee@thealtarplace.com