De niñas, amamos jugar a las mamás.   Tomamos nuestras muñecas e imitamos el comportamiento de nuestra madre.  Las protegemos.  Con mucho cuidado, las peinamos y les damos comida imaginaria, pero deliciosa.  Creamos historias llenas de tonos dulces, fantasías y alegrías.   

Vamos creciendo y formamos una idea llena de sentimientos hermosos hacia nuestra madre.  Comenzamos a entender la razón de sus consejos, sus preguntas y, hasta reconocemos la certeza de sus regaños. Esa mujer juega un papel protagónico en nuestra vida.  Tanto así que muchos de nosotros hemos dicho con seguridad: “¡Mi mamá es la mejor!” 

Nuestra madre es la proveedora de nuestras necesidades. Es nuestra fiel acompañante de aventuras. Ante las situaciones difíciles, ella es una guerrera amable, pero persistente.  Visualizamos su presencia en nuestra vida como inagotable y eterna.  

El amor maternal es el vínculo más hermoso que una persona puede formar. Este lazo guarda un parecido muy cercano a nuestra relación con Dios. Este amor es puro, protector honesto, desprendido y con gran autoridad.  Podemos añadir cien atributos y nos quedaríamos cortos para describir tanto el amor de Dios como el de mamá.  

Dios ama tanto a sus hijas, que ha tenido cuidado especial con ellas.  Le ha otorgado el privilegio para ser un vehículo de vida en esta Tierra.   Las madres hemos sido creadas para nutrir la obra de Dios desde sus cimientos.  

A través de la Biblia, vemos mujeres que han sido bendecidas con el rol de madre. Cada una es única e irremplazable en su destino y función.  De igual manera, te invito en este día a ti, Mamá, a vivir tu bendición y ser…

  • Ser como Eva, primera madre, destinada a ser vehículo de vida en este mundo, ayuda idónea del hombre y origen de las promesas de Dios.  Llamada a defender la vida de los inocentes desde antes del nacimiento.  (Génesis 3:20) 
  • Ser como Sara, madre de Isaac, portadora de las promesas de Dios para la humanidad y bendición para las futuras generaciones. Fiel a Dios, brindando bendiciones a nuestros hijos y sus descendientes. (Génesis 17:16) 
  • Ser como Jocabed, madre de Moisés, protectora del futuro de la obra de Dios, sacrificada por el amor y la fe.  Rebasando barreras con el amor maternal; colocando las necesidades de los hijos por encima de las propias.  (Éxodo 2:1-10)
  • Ser como María, madre de Jesús, sierva desprendida y dispuesta a cuidar y levantar el amado instrumento de la Salvación. Obediente al llamado de Dios; brindando paz y prosperidad en la vida de familia. (Lucas 1: 28-31, 38)

Nuestra fidelidad y obediencia a seguir este llamado natural, ser madres, complace a nuestro Señor.  Nos hacemos dignas de sus elogios, “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.” (Proverbios 31:10)

Celebremos y abracemos cada día la gran bendición de ser vehículo de vida en la Tierra.  Levantemos alabanzas a nuestro Señor por este regalo único e inigualable. Gracias Mamá, por ser fuente inagotable de fe y reflejo del amor de Dios en nuestra vida.  

¡Feliz día, Mamá! 

Sonia García es Life Coach con base cristiana, conferencista, financiera, madre de dos varones, esposa y escritora. Su  práctica de coaching es enfocada en mujeres que buscan sanar sus corazones y enfocar su vida para lograr sus metas personales y espirituales. Actualmente, sirve en la Iglesia Ciudad en los ministerios de alabanza y matrimonios. Colabora con instituciones sin fines de lucro en temas de empoderamiento de mujeres, el cual busca sacar sus sueños engavetados y ponerlos en acción. Puede seguirla en sus redes sociales bajo @coachanniegarcia.  Para invitaciones: sgarciam012@gmail.com


The Altar Place