A través de mi corta vida (😉), me ha tocado dialogar sobre lo que es el amor en relaciones de pareja, relaciones de amistades y familiares, en diversas situaciones. A parte, he tenido mis propias experiencias que me han llevado a estudiar y entender mejor como Dios desea que experimentemos el amor.

La naturaleza de nuestra creación—el ser creados por un Dios que es amor—nos lleva a necesitar experimentar el amor. Necesitamos amor y es normal que busquemos conocer el amor de alguna manera u otra. Lo que he observado es que el orden en que llevamos nuestra experiencia con el amor, puede dictar nuestro desenvolvimiento y nuestra experiencia con el mismo—ya sea para bien o para mal.

Hay 3 maneras en que podemos experimentar el amor:

1. Amor a Dios
2. Amor a mi mismo (Amor propio)
3. Amor a otros

A través de todo el libro sagrado, hay un mensaje de amor y todo lo plasmado en este mensaje del libro, nos intenta llevar a ser alineados con el orden del amor.

El primer mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas.Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primer mandamiento.” (Marcos 12:30)

El primer mandamiento.

Lo primero que debo procurar en mi experiencia con el amor—inclusive por encima de mi mismo (con todo tu corazón, alma y mente) o con todo lo que soy— es amar a Dios sobre todas las cosas. Este es el punto de partida inicial para que podamos experimentar el amor en todas las demás areas de nuestra vida de manera segura, pues significa que logramos conocer y entender primero, la única y verdadera fuente del amor—quien es amor en toda su naturaleza—Dios (1 Jn 4:8). Si saltó esta experiencia en su plenitud y me lanzo a experimentar el amor de otras fuentes y de otras maneras primero, estoy simplemente configurando, por mí mismo, una experiencia muy frágil y complicada con el amor, cuando no debería de serlo.

No nos damos cuenta, pero el orden del amor guía nuestras vidas y nuestras relaciones. Fuimos creados para vivir primeramente conociendo el amor de Dios. De ahí, podemos partir a conocernos en amor a nosotros mismos y luego a los demás. Esto implica que al sentirnos amados por Dios, ponemos en alta estima su creación y su obra en nosotros y en los demás, por lo que el amor propio saludable al igual que relacionarnos saludablemente con otros, surge naturalmente desde una relación cercana con Dios.

“Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás” (Ef. 2:10-12).

Fíjate que he mencionado la palabra saludable, pues podemos llegar a amar a otros, ó a nosotros mismos de una manera no saludable. Cuando no tenemos el orden correcto para amar, podemos llegar a amar de una manera poco o nada saludable. Es entonces cuando damos lugar a la idolatría y la obsesión. Hacemos un ídolo de nuestros deseos y de nosotros mismos, o de otras personas, y basamos nuestra experiencia con el amor en eso. La definición cultural actual de lo que es el amor, fácilmente puede llevarnos a eso.

Si no logro amar a Dios sobre mí mismo y sobre los demás, estaré siempre cediendo a cosas que pueden comprometer mi relación con Dios y sus mandamientos.

Si no me amo a mi mismo, me faltará el entendimiento de como relacionarme con los demás correctamente.

Adquirir sabiduría es amarte a ti mismo; los que atesoran el entendimiento prosperarán” (Prov. 19:8).

Si no puedo amar a los demás, volvemos al cuadro 1, no podemos decir que amamos a Dios, si no logramos amar a otros.

“Si alguien dice: «Amo a Dios», pero odia a otro creyente, esa persona es mentirosa pues, si no amamos a quienes podemos ver, ¿cómo vamos a amar a Dios, a quien no podemos ver?  Y él nos ha dado el siguiente mandato: los que aman a Dios deben amar también a sus hermanos creyentes” (1 Jn 4:19-21).

El desorden en el amor traerá desorden también alrededor de tu vida. Pero el orden del amor, traerá claridad de como debes manejar diversas situaciones. Fíjate en este versículo, como menciona variedad de cosas vinculadas a un desorden en la experiencia del amor:

“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita.” (1 Tim 3:1-5)

En efesios 5:29, Pablo exhorta a los maridos a amar a sus esposas como a sí mismos. El mismo mandamiento de amar a tu prójimo como a ti mismo es aplicado a la relación de matrimonio, y les dice mas: “Nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida tal como Cristo lo hace por la iglesia.”

¿Puedes notar la correlación con la linea de pensamiento?

Si amo a Dios por encima de mi mismo, obedeceré sus mandamientos, no viviré regido por mis propios deseos sino por sus principios y viviré en orden con Dios y con los demás. El amor a Dios esta diseñado justo para que podamos vivir en orden.

 El amor no hace mal a otros, por eso el amor cumple con las exigencias de la ley de Dios.” (Rom. 13:10)

Si me amo a mi mismo, como a los demás, me ocuparé de mantener relaciones mutuamente sanas, amaré de manera que pueda sufrir, soportar y esperar lo debido dentro de lo que es realmente sano. Esto quiere decir, que si lo sano en la relación de amor es tener un poco mas de paciencia con el crecimiento de una persona, podré hacerlo en amor a esa persona y a mi mismo. De igual manera, si lo sano quizás es distanciarme de una persona que me esta haciendo daño o que ama en desorden, podré hacerlo en amor a esa persona y mi mismo.

Esta es la sabiduría de amar según el orden de Dios para el amor.

El amor tiene un orden para que sea efectivo—necesito amar a Dios sobre todo, necesito amarme a mí mismo y también necesito amar a los demás.

¿Como se traduce esto a tu experiencia con el amor?

¿Puedes ver como quizás tu experiencia con el amor necesita ser ordenada? Quizás necesitas empezar en lo primero y concentrarte en relacionarte en amor con Dios para que luego puedas relacionarte correctamente en amor contigo mismo y con los demás. Quizás has alcanzado experimentar el amor de Dios, pero no has logrado que el amor de Dios guíe tu identidad y llene tus necesidades reales para que puedas experimentar el amor propio. O quizás, ese amor propio necesita ser recalibrado a los niveles santos que conducen a poder relacionarte saludablemente en amor con los demás.

El amor no es un sentimiento. El amor es una experiencia que necesita ser ordenada y dirigida por su origen, Dios, para que pueda llevarse a cabo en armonía saludable en nosotros. Espero que en este dia obtengas claridad sobre lo que realmente significa amar y experimentar el amor. Que puedas procurar entonces, de manera plena según Dios lo diseñó, la mayor de las experiencias de vida—mayor que la fe y mayor aun que la esperanza—el amor (1 Cor. 13:13).


Jenilee Rebarber

Jenilee Rebarber es la fundadora de The Altar Place. Jenilee es nativa de Puerto Rico, y vive en el estado de Florida en EU con su hijo Adrián. Es doctora en optometría, empresaria y estudiante del seminario de Liderazgo Ministerial de la Universidad Southeastern. A través de cada temporada y rol, Jenilee ha permitido que cada área de su vida la lleve más cerca de Jesús y le gusta poner eso en palabras. Sus escritos se han publicado en WomenLeaders.com de Christianity Today, en el blog Boundless de Focus on the Family, en la Revista La Fuente y ha sido miembro del entrenamiento de escritores Compel. Para contacto e invitaciones puedes escribirle a: jenilee@thealtarplace.com

One thought on “El orden del amor: Dios, amor propio, amar a otros”

  1. I love this:

    El amor no es un sentimiento. El amor es una experiencia que necesita ser ordenada y dirigida por su origen, Dios, para que pueda llevarse a cabo en armonía saludable en nosotros.

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